Hoy nos toca hablar un poco de masa de galletas coloreada, y de cómo hornearla para que no se nos tuesten los bordes, ni se nos apaguen los colores en el horno (¡qué paradoja!).
Pero antes de meternos en harina, vamos a meternos en cacao en polvo. ¿Os acordáis de la maravillosa receta de Lilaloa que publicamos hace unos días? Pues bien, agregándole un poquito de colorante negro, en nuestro caso Extra Black de Sugar flair, obtenemos un negro intensísimo. Con Halloween tan cerca, se nos abre un mundo de posibilidades. Ya lo dijo Picasso “Los grandes artistas copian, los genios roban”. Y como me enamoré de su gato negro, tuve que hacer los míos propios.
Volvamos a la masa coloreada. Queremos obtener galletas como ésta:
Para ello utilizaremos esta receta, sustituyendo el aroma de violetas, por extracto de vainilla, yo he usado en esta ocasión extracto natural de vainilla de Dr. OETKER, porque es bastante clarito. Nos interesa que la masa sea lo más blanca posible para que acepte mejor los colores.
Una vez que tenemos preparada la masa y antes de enfriarla la separamos en tantos trozos como colores queramos utilizar, tres en mi caso, el cuarto trocito, el negro es el de chocolate, de donde salieron los lindos gatitos.
Vamos añadiendo colorante y amasando hasta uniformizar el tono, envolvemos en papel transparente y al frigorífico. Estiramos, cortamos, volvemos a enfriar y llega el momento de la verdad, el horno. Si queremos colores brillantes y que las orejas de los gatos no se pongan parduscas tenemos que estar muy atentas. El momento de sacarla las galletas es la primera vez que dudemos si deberíamos sacarlas o no, si no lo hacemos en ese momento ya será demasiado tarde. Las sacamos, las dejamos enfriar un poco y otra vez al horno caliente pero apagado y ¡tachán! Eso es todo.
Mi propósito inicial era hacer galletas de Halloween, calabazas, murciélagos, lápidas, telas de araña, pero me atraparon los gatos y no pude hacer nada más. Gatos grandes, pequeños, gatos-galletas.
Todo lo que necesitamos para hacer estos gatos es:
Los cascabeles son transfers, gotitas de glasa cubiertas de brillantina comestible.
Cuando terminé de hacer gatos coordinados, aun disponía de un trocito de masa verde, y estamos ya tan cerca de Navidad… Estás galletas son sencillísimas de decorar, si podemos llamar decorar a añadir un poco de brillantina, y os puedo asegurar que las Navidades pasadas arrasaron.
Un beso,
Miriam G.
¿Quién le pone el cascabel al gato?
Hoy nos toca hablar un poco de masa de galletas coloreada, y de cómo hornearla para que no se nos tuesten los bordes, ni se nos apaguen los colores en el horno (¡qué paradoja!).
Pero antes de meternos en harina, vamos a meternos en cacao en polvo. ¿Os acordáis de la maravillosa receta de Lilaloa que publicamos hace unos días? Pues bien, agregándole un poquito de colorante negro, en nuestro caso Extra Black de Sugar flair obtenemos un negro intensísimo. Con Halloween tan cerca, se nos abre un mundo de posibilidades. Ya lo dijo Picasso “Los grandes artistas copian, los genios roban”. Y como me enamoré de su gato negro, tuve que hacer los míos propios.
Volvamos a la masa coloreada. Queremos obtener galletas como esta:
Para ello utilizaremos esta receta, sustituyendo el aroma de violetas, por extracto de vainilla, yo he usado en esta ocasión extracto natural de vainilla de Dr. OETKER, porque es bastante clarito. Nos interesa que la masa sea lo más blanca posible para que acepte mejor los colores.
Una vez que tenemos preparada la masa y antes de enfriarla la separamos en tantos trozos como colores queramos utilizar, tres en mi caso, el cuarto trocito, el negro es el de chocolate, de donde salieron los lindos gatitos.
Vamos añadiendo colorante y amasando hasta uniformizar el tono, envolvemos en papel transparente y al frigorífico. Estiramos, cortamos, volvemos a enfriar y llega el momento de la verdad, el horno. Si queremos colores brillantes y que las orejas de los gatos no se pongan parduscas tenemos que estar muy atentas. El momento de sacarla las galletas es la primera vez que dudemos si deberíamos sacarlas o no, si no lo hacemos en ese momento ya será demasiado tarde. Las sacamos las dejamos enfriar un poco y otra vez al horno caliente pero apagado y ¡tachán! Eso es todo.
Mi propósito inicial era hacer galletas de Halloween, calabazas, murciélagos, lápidas, telas de araña, pero me atraparon los gatos y no pude hacer nada más.
Gatos grandes, pequeños, gatos-galletas.
Todo lo que necesitamos para hacer estos gatos es:
Los cascabeles son transfers, gotitas de glasa cubiertas de brillantina comestible.
Cuando terminé de hacer gatos coordinados, aun disponía de un trocito de masa verde, y estamos ya tan cerca de Navidad… Estás galletas son sencillísimas de decorar, si podemos llamar decorar a añadir un poco de brillantina, y os puedo asegurar que las Navidades pasadas arrasaron.
OMG!!! Sí que son lindos gatitos!!!
«El momento de sacarla las galletas es la primera vez que dudemos si deberíamos sacarlas o no, si no lo hacemos en ese momento ya será demasiado tarde» Sabias palabras!
¡Gracias!
Puedo ratificar que el negro de los gatos negros, es negro, negrísimo, ya que he he visto uno con mis propios ojos, que está esperando ser degustado junto con un puñado de otros verdes, naranjas y morados, ñam, ñam. (¡Gracias Miriam!). ¡Halloween total! Definitivamente con los «ojos de gato» mucho mejor.
Genial entrada, yo además ya me he apuntado también al método del doble horneado, que ultimamente me quedaban blandurrias las galletas y se me rompian, así que ahora hago doble horneado!!!
Muack
Soy una de las privilegiadas que ha probado las galletas. Son super crujientes y no están tostadas en absoluto, el color perfecto. Perfectas. Y yo te odio más
Venga va, te llevo más 😉
Ricas, ricas y crujientes. Las de chocolate, buenísimas, además de negras como el tizón.
Yo quiero vivir cerca o trabajar cerca!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Preciosas. Yo también hice una vez galletas de masa coloreada y me volví loca con los bordes parduscos. Muy buena idea lo de meterlas al final con el horno apagado.