«¡Ojú, qué caló!» suele ser una de las frases habituales de mis paisanos malagueños cuando aprieta la canícula. Para refrescarnos por dentro os traigo una receta totalmente «novedosa»: yogur. «¿Y esto a que viene ahora, quillo?» Pues que Germán ya no quiere tomar más leche y, teniendo en cuenta que cuando escribo estas líneas tiene 6 años, hay que buscar alternativas necesariamente. Si una compara los nutrientes de la leche de vaca y los de los yogures habituales con los que traía la leche de crecimiento que se ha estado tomando hasta ahora, son más bien escasos, así que para que se los siga tomando (y yo me quede más tranquila) se lo transformo en yogur 🙂
Para los que no lo sepáis, los ingredientes que se necesitan son:
– Un litro de leche
– Un yogur blanco
– Azúcar al gusto
Y opcionalmente, ya que con esto de las galletas tengo un arsenal de colorantes y aromas, unas gotitas de cada para variar un poco la cosa. «¿Colorante y aromas?» ¿Por qué no? Si te fijas en la etiqueta de los yogures es lo que pone. Pues eso.
Como sabréis, el yogur es leche fermentada por unas bacterias (en este caso beneficiosas) y para que las bacterias se reproduzcan, no hay nada mejor que el calor. Para conseguirlo, calentaremos en un cazo el litro de leche con el yogur y el azúcar (y el aroma y el colorante si decidimos usarlos). No esperamos que hierva, ni siquiera que esté a punto de ebullición, con que esté calentito es suficiente, sin que llegue a quemar. Lo apartamos del fuego y reservamos durante 8 horas tapado con papel de aluminio y a su vez con un paño de cocina y esperamos a que nuestras amiguitas se multipliquen. A las 8 horas tendremos un bonito litro de delicioso yogur, más bien líquido, que nadie espere que se queda como los que vienen en los packs de yogures envasados.
Y para refrescarnos por fuera os dejo unas galletas con forma de abanico:
Un beso,
Estíbaliz
Para los que los quieran cuajaditos como los comprados pero sin conservantes y mucho más ricos: solo hay que hacerlos en yogurtera. Son baratísimas y el proceso es el mismo. Pones dentro los vasitos con una cucharadita de yogur y leche hasta arriba (dejar un dedo para que no se derrame si aumenta un poco de volumen), se enchufa la yogurtera que lo único que hace es calentar los vasitos a la temperatura justa y dejar el tiempo necesario (ver instrucciones) y listo. Para los malagueños, y para los de todos esos lugares donde no falta solete, para que sea aún más natural solo hay que meter los vasitos en la yogurtera y ponerla al sol sin enchufar, claro. Tardan más en cuajar, pero el sabor es más auténtico. ¡Probadlo!
Un saludo,
Mari Nieves
La verdad es que ahora pega un yogur fresquitoooo!!! que bueno ñam ñam!!! Ojú que plasta!! me vendrian bien esos abanicos!!! Feliz Feria a los malagueños!!!
Hola
es una de mis asignaturas pendientes, hacer yogurt, y mira que en casa lo tomamos bastante, pero al final siempre compro y digo la próxima………………ains a ver si me pongo.
Las galletitas una monada, así hasta seguro que no notaís calor.
besos