Galletas para regalarCookies to give

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O cómo hacer una montaña de galletas y que parezcan regalitos. Muy fácil. Lo primero de todo es conseguir el cortador con forma de torre de regalos (este tan gigantesco nos lo regaló Bea de www.enjuliana.com) y si no, pues cortáis una galleta rectangular del tamaño que más os guste, que también hace el apaño. También tendréis que cortar cuadrados grandes y pequeños. Una vez horneado todo, vais pegando con un poco de glasa los cuadrados hasta conseguir el grosor que queréis para los regalos, podéis unir dos o tres o ninguno.

Ahora se me planteaban nuevos dilemas: ¿pegarlo todo y decorar después? o ¿decorar todo y pegar después? Solo tenía que preguntar a Miriam: decorar todo y pegar después. Sí, muuuucho más fácil.

Estaba muy entusiasmada con la idea de cubrir todos los cuadrados con glasa y decorarlos con wet on wet para darle más «realismo». Pero no fue una buena idea porque la glasa de los lados arrastró sin piedad las decoraciones y terminó siendo un desastre. Estáis advertidos. Otra duda despejada: las decoraciones wet on wet iban a ser solo por arriba. La cosa iba poniéndose más fácil por momentos.

Mientras tenía todos los cuadrados cubiertos de glasa secándose plácidamente, me dediqué a decorar con glasa lo que iba a ser el fondo para los regalos.

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Por cierto, no os he dicho que me enamoraré de la paleta de colores de Navidad vintage que nos enseñó Sonia en su curso de Photoshop e intenté reproducirlos en glasa, con más o menos acierto.

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Y mientras se secaba todo, me dediqué a hacer los transfers para los lazos. Cuando los tuve secos los pegué con glasa del mismo color a las galletas de arriba, acomodados sobre unas pinzas para bolsas de Ikea para que se «soldara» el invento.

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Y mirad lo mono que me quedó el arbolito a juego:

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Un beso,

Estíbaliz

P.D.: Muchas gracias, Gloriaregalosprimerplano

Or how to make a mountain of cookies that look like little presents. Very easy. First we need to get a hold of a cutter in the shape of a tower of presents (this giant one was a pressie from Bea de www.enjuliana.com). If you can’t, another option is to make a rectangular cookie of the size you need. You also have to cut big an small square cookies. Once everything has been baked, you start by glueing the squares with a bit of royal icing until you get the desired thickness. You can glue two, or three, or none.

Then I had two new dilemmas: should I glue it all and decorate, or decorate first and then glue? I just had to ask Miriam: first I had to decorate and then glue. Yes, sooooo much easier that way.

I was very excited about the idea of covering all the squares with royal icing and decorating them using the wet on wet technique to give it more realism. But it wasn’t a good idea because the icing from the sides ruined the decorations and it all ended up being a real mess. Now you’re warned. Another doubt that was cleared: wet on wet decorations would only go on top. Things were getting easier by the minute.

While I had all my squares covered in royal icing and drying, I started to decorate the background for the cookie presents, also using royal icing.

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By the way, I haven’t told you that I felt in love with the vintage Christmas palette color that Sonia showed us in her Photoshop course and I tried to reproduce them in RI, with more or less success.

Coloresvintage

And while everything was drying, I made the transfers for the bows. When they were dry, I glued them to the cookies from above with RI in the same color, letting them rest on some bag pins from Ikea so they could ‘weld’ properly.

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And look how pretty was the tree that I made matching the cookies:

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Love,

Estíbaliz

P.S.: Thank you very much, Gloria

Mosaico de galletasCookies mosaic

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Trabajito de chinos, efectivamente. Ahora que he tenido un poco de tiempo libre he conseguido quitarme ese “runrún” que tenía metido en la cabeza desde hace más de un año: hacer un mosaico en una galleta. La opción de usar teselas de glasa no valía porque todos sabemos que la glasa, cuando se seca, tiene los bordes redondeados, así que la alternativa era hacerlo con galletas pequeñitas que, horneadas como Dios manda, sí que tienen los bordes rectos. Así que Miriam, que tiene más paciencia que yo, me horneó millones de “microscópicas” galletas de millones de colores.

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Cosa que le agradecí mucho, y le hubiera estado aún más agradecida si me las hubiera dado separadas por colores jajaja… Menos mal que me busqué a un par de ayudantes que estuvieron un rato entretenidos clasificando y comiendo galletitas de colores.

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Las alternativas eran dos: echar toda la glasa e ir incrustando las “teselas”, pero no iba a quedar como un mosaico de “verdad”. O bien usar la propia técnica para hacer mosaicos, poner las teselas y luego el “lecheado”, con la diferencia de que aquí no se podían cubrir las piezas como se hace con el cemento blanco, sino que había que ir sorteándolas por razones obvias. Así que pegué con glasa una a una las piezas al galletón rectangular (de 18 x 12 cms, que también me había horneado Miriam), ayudándome de unas pinzas porque cada una medía 5 mm de lado, dejando unos 2 mm de espacio entre galleta y galleta.

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Ahora llegaba la hora de la verdad, el relleno. Lo más cómodo era usar glasa líquida que queda tan tentadoramente lisa ¿a que sí? Pues no. En mi fuero interno sabía que aquello no podía ser tan fácil. Lo que sospechaba, en las pruebas previas el “efecto crack” hizo estragos en las intersecciones de las líneas de glasa: mucho volumen para una glasa tan líquida. Pero no me dejé llevar por el pánico, solo tenía que aplicar nuestra exclusiva técnica para crear volúmenes: echar primero una capa de glasa muy densa y encima otra más líquida para que quedara todo liso pero con buenos “cimientos”.

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Ya solo me quedaba echar la glasa más líquida e ir puliendo esquinas y recovecos a la vez, todo a velocidad supersónica porque la glasa se secaba a la velocidad del rayo.

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Si no nos “vemos” antes, os deseo una muy feliz Navidad y muchas cosas buenas para el año que viene.

Un beso,
Estíbaliz

P.D. Muchísimas gracias, Gloria.

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Hard job, a very hard job indeed. I’ve had a little bit of free time lately and I could finally focus on that idea I had on my mind for more than a year: to make a mosaic on a cookie. The option of using royal icing tiles was not valid because we all now that RI, when it dries, has rounded edges, so the alternative was to make it with tiny cookies which, properly baked, have straight ones. Then Miriam, who has a lot more patience than me, baked millions of microscopic cookies of zillion colors for me.

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This is something I truly appreciated, and I would have been even more grateful if she had given them to me separated by colors jajaja… Good thing that I found a couple of assistants who were really entertained for a while classifying and eating colored cookies.

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I had two choices: to pour all the RI on the cookie and start embedding the ‘tiles’, but then it would not look like a ‘real’ mosaic, or to use the actual mosaic technique, placing the tiles and then pouring the RI, with the only difference that in this case, we could not cover the pieces as you do with white cement, and we had to avoid them for obvious reasons. Then, one by one and using a bit of RI, I glued the tiny pieces to the big rectangular cookie (18x 12 cms, also baked by Miriam) with the help of some tweezers, as each of them had a size of 3 mm separated by spaces of 2 mm between every cookie.

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Then, the moment of truth: the flooding. The easiest thing was to use thin RI, which makes a tempting smooth surface, doesn’t it? But deep inside I knew that it would never be that easy. As I suspected, during my previous tests, the ‘crack effect’ caused havoc in the intersections of the RI lines: it was a lot of volume for such a liquid icing. But I did not panic, I just had to use our exclusive technique to create volumes: first I added a layer of very thick RI and then on top of it, another one using thinner RI, so everything looked smooth and with the right foundations.

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Then I just had to add the really thin RI layer and start polishing corners and holes at the same time, everything at supersonic speed because RI was drying with lightning speed.

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If we don’t ‘see each other’ before the holidays, I wish you a very happy Christmas and a lot of good things in the New Year.

Love,
Estíbaliz

P.S.: Thank you, very very very much, Gloria

Cupcakes de polvo de batata

Desde que entró el otoño tenía antojo de hacer polvo de batata y este año con el lío de los talleres me he quedado sin hacer mi tradicional set de galletas de Halloween. Al final me he conformado con hacer unos cupcakes de chocolate recubiertos de una crema hecha a base de batata, con lo cual he conseguido combinar los colores más típicos de Halloween, el negro y el naranja.

¿Qué receta de chocolate? Qué mejor que venir a tu blog y buscar la que hizo Miriam hace tiempo. Como resulta que nos trajimos de www.enjuliana.com un bote de esta maravillosa vainilla bourbon de Madagascar, le eché una buena cucharada y no os podéis imaginar cómo quedaron…

Ahora vamos con la crema, el polvo de batata.

Ingredientes

800 gr de batatas o boniatos

400 gr de azúcar

Una ramita de canela

Preparación

Cocemos las batatas hasta que estén tiernas, las pelamos y las trituramos en la Thermomix con el azúcar y la rama de canela, lo suficiente para que se integren los ingredientes. Le añadimos 150 ml de agua aproximadamente, le damos unas cuantas vueltas y lo ponemos a cocer todo durante 30 minutos a 100 grados a velocidad 4, para que no se pegue al fondo del vaso y las pompas no salgan por el hueco del cubilete.

Pasado el tiempo y una vez que lo dejemos enfriar un poco y haya bajado a unos 70 ó 60 grados, lo trituramos todo a velocidad máxima durante 2 minutos

Dejamos enfriar completamente y entonces decoramos los cupcakes con la mezcla. Si vemos que nos queda demasiado líquida porque se nos viene abajo al aplicarla, podemos optar por dos soluciones:

1) Meter la crema en un recipiente hondo en el microondas unos 5 minutos para espesarla

2) En vez de echarlo por encima del cupcake, lo ponemos dentro

Un beso y feliz Halloween!

Estíbaliz