Hace unas semanas aceptamos gustosas el reto tan tentador que nos lanzó Canal Cocina:
El que os traemos, además de barato, es fresquito, y mucho más fácil de preparar de lo que parece. Se puede dejar hecho con antelación, y admite variaciones según el gusto de cada uno, pero sobre todo es delicioso y altamente adictivo. Os aconsejamos que preparéis de más, porque vuestros invitados querrán repetir.
Vamos a empezar por la galleta de dátiles y agua de azahar. Para cuatro tartitas necesitaremos:
• 150 g de galletas tipo “Digestive”
• 75 g de dátiles sin hueso
• 50 g de mantequilla
• Unas gotitas de agua de azahar
En el robot de cocina trituramos las galletas y los dátiles, añadimos la mantequilla a temperatura ambiente y el agua de azahar y batimos. Con las manos amasamos hasta conseguir una pasta maleable.
Estiramos la masa con un rodillo, y la enfriamos en la nevera para poder después cortar los cuadrados que serán las bases de nuestras tartas.
La tarta de queso en sí misma:
• 250 g queso de Burgos (sin sal, evidentemente)
• 100 g de azúcar
• 50 g de harina
• 80 g de huevo
• 75 g de mantequilla
Batimos el azúcar con el huevo y, cuando empiece a blanquear, incorporamos el resto de los ingredientes. Batimos hasta obtener una mezcla uniforme, aunque de textura ligeramente granulosa.
Con la mezcla anterior se rellenan los moldecitos de silicona casi hasta arriba. Y tapamos con las galletas de dátiles:
Horneamos 25 minutos a 170 -el tiempo es orientativo- ya que las tartitas están listas cuando el cuchillo sale prácticamente limpio, pero no del todo. Es importante no sobre hornear esta receta.
Dejamos enfriar sobre una rejilla y, cuando han alcanzado la temperatura ambiente, las metemos una hora en la nevera.
¡Y ahora ha llegado el momento más divertido de todo el proceso! El momento en el que agarramos el descorazonador de cupcakes y vaciamos el centro de la tartita para comérnoslo… no, no, para rellenarla de mermelada de cerezas negras.
Si tenemos tiempo y humor podemos preparar unas tapitas de caramelo para la presentación. Ponemos azúcar y nada más en una sartén, calentamos sin mover a fuego medio y, cuando el caramelo esté a punto, vertemos un poco sobre un tapete de silicona. Esperamos unos segundos, cuando empieza a templarse colocamos encima el cortador cuadrado que hemos utilizado para las galletas y apretamos con fuerza, esperamos otro poco y quitamos los bordes alrededor del cortador con un tenedor. Esperamos un poco más y desmoldamos con cuidado. Repetimos la operación con un cortador redondo y pegamos las dos partes de la tapa con un poco de caramelo.
No, no hemos usado polvo de oro para decorar. Es mucho más barato que eso: el caramelo que nos ha sobrado lo pulverizamos y lo utilizamos para decorar el plato. Y ya está: ¡postre terminado!
Un beso, Estíbaliz y Miriam.