Las galletas de jengibre son deliciosas, sin embargo sólo las hago una vez año ¿Por qué motivo? Por dos motivos, motivo número uno, me las como sin control, motivo número dos, son un poco folloneras.
La receta que utilizo es una adaptación malagueña de la receta inglesa de la suegra de una amiga mía. Dobla y triplica estupendamente, sobre todo si no sois de esas personas que necesitan gastar los 250 gramos de la barra de mantequilla de golpe.
Ingredientes:
- 100 gramos de azúcar blanquilla
- 50 gramos de azúcar moreno
- 1 cucharadita de jengibre en polvo
- 2 cucharaditas de canela en polvo
- 1 cucharada de pimienta rosa sin moler
Vamos con la preparación. Se muelen los dos tipos de azúcar junto con las especias y la sal, en la thermo, en un molinillo o en lo que tengamos a mano. Esta mezcla de especias es la que me gusta a mí, y no lleva algo de cayena por las niñas que si no la llevaría, pero podéis probar a ponerle clavo, nuez moscada, pimienta blanca… Le va muy bien la ralladura de naranja. A mí me gustan suaves de jengibre y con un marcado gusto a canela.
A esta mezcla tan olorosa le añadimos la mantequilla y batimos hasta conseguir la consistencia de una crema: ¡Probadla! Está deliciosa, dan ganas de no seguir con la receta y untarla en un poco de pan caliente. Añadimos el huevo y la miel de caña, volvemos a batir hasta que se integren y finalmente la harina en dos veces. Ahora somos dueños de una masa pegajosa e intratable (¿o ella es dueña de nosotros?), la metemos en el frigorífico durante una hora para que le mejore el carácter. La sacamos, la estiramos entre dos papeles de horno y la volvemos a enfriar. Y ya, como siempre, cortamos las galletas, las volvemos a enfriar y al horno. Unos diez u once minutos. Éstas me han dado un pelín más de trabajo porque se nos antojó ponerles gorritos de Papa Noel.
Las decoramos entre las tres, miento, las decoramos entre Candela (7 años) y yo (41 años). María nos dejo hacer porque le dejamos que redecorase el suelo de la cocina con todas mis “curcurinas”, es un hecho, mi paga extra la destinaré a reponer mi valioso arsenal de disco dust, y me diréis «pero, si apenas los usas», cierto, pero necesito tenerlos. Y yo por lo menos los estreno, Estíbaliz ni eso.
Al final de la jornada dejé que cada una de ellas decorase sola una galleta. Éste fue el resultado:
Las manos de estas niñas prometen.
¡Feliz Navidad!
Y un beso, Miriam G.