Como filtrar la glasa con cierta facilidad.

¡Mentira!  La glasa no se filtra con facilidad, siempre es un engorro. Pero en ocasiones hay que hacerlo. ¿Cuándo? Cuando las boquillas se atascan.
La semana pasada, The Bearfoot Baker publicó una entrada explicando como filtrar glasa con una media.

Nosotras no lo hacemos así. Preferimos usar un filtro de café:

Vamos paso a paso:

1.    Adquirimos un filtro de café, vemos que la tela es demasiado gorda, adquirimos otro, la tela sigue siendo demasiado gorda adquirimos el tercero. La tela es finita, perfecto.
2.    Recortamos la tela.
3.    Preparamos la glasa para introducirla en la manga pastelera como explicamos aquí.
4.    Vamos a usar el filtro en el lugar que debería ir la boquilla, esto es, entre las dos partes del adaptador.
5-6. Una vez que tenemos el filtro colocado, apretamos apretamos y apretamos sobre un recipiente en el que va cayendo la glasa filtrada.

Parece sencillo ¿verdad? No lo es. Un par de apuntes:

1) No se puede ser ambicioso, hay que filtrarla poco a poco, si llenamos mucho la manga y apretamos fuerte terminaremos con glasa hasta en el pelo.

2) Cuando el filtro se ensucia cada poco hay que abrir y cambiar la tela de posición.

¡Suerte!

Un beso, Miriam G.

Glasa, una cuestión de proporciones

¿Por qué en España se utilizan claras pasteurizadas para hacer la glasa? La respuesta es sencilla, porque las venden en el Mercadona. ¿Es sólo por eso? No, también porque las recetas escritas en castellano suelen utilizar ese ingrediente.  Abrid Google y teclead «receta glasa real». Podemos comprobar que todas las recetas de las dos primeras páginas incluyen sólo la clara de huevo; lo más curioso es que  la mayoría no hace referencia al peso o al tamaño de las mismas.

Y tú me dirás que preparas una glasa estupenda usando claras pasteurizadas, y que con ella decoras miles de galletas y te quedan preciosas. Y no seré yo quien te quite la razón.  Con un utilitario se recorren miles de kilómetros tan ricamente. Pero, una vez que lo pruebas, prefieres viajar un coche de gama alta.

Antes de seguir vamos a aclarar algunos conceptos.

Polvo de Merengue – Tiene como ingrediente básico las claras de huevo deshidratadas y, en función del fabricante, varían los aditivos: estabilizantes, antiapelmazantes, como la maicena, y aromas. Pero básicamente es albúmina deshidratada.

Albúmina deshidratada. Es una proteína pura, de alta calidad. Siempre partiendo de huevos frescos de calidad, se obtiene, por separación de la yema, la clara de huevo. Es necesario que el huevo sea fresco para lograr una mejor separación más pura entre yema y clara.

Ventaja principal del polvo de merengue, no hay que hidratarlo previamente. Ventaja principal de la albúmina, puedes darle el sabor que tú quieras y añadirle los aditivos que tú quieras. Puedes decidir por ejemplo, si usar crémor tártaro o no, muchos polvos de merengue lo incluyen en su composición.

La ventaja de estos dos productos sobre las claras pasteurizadas es que no llevan agua. Ahora veremos por qué esto es una ventaja.

El agua se evapora cuando la glasa se seca. Por tanto, nuestra preocupación principal  debe ser encontrar la proporción adecuada entre la proteína y el azúcar. La glasa es básicamente azúcar, añadimos la albúmina para cohesionarla. Si añadimos poca albúmina, la glasa quedará suelta, y necesitaremos menos presión para deshacerla, será una glasa “débil”. Hay una forma muy fácil de saber que la glasa tiene una cohesión óptima, con glasa densa (poca agua) y boquilla del 16 o similar echamos un cordoncito como el señalado con un 1 en la foto y esperamos a que se seque…Apretamos con fuerza usando dos dedos, no debe romperse, debe dejar marca en los dedos.

Una vez que tenemos la proporción adecuada de azúcar/albúmina añadimos el agua, que lo que nos proporciona es distintas densidades de glasa húmeda. Estas densidades nos permiten usar la glasa de múltiples formas, como ilustra las figuras anteriores.

La proporción que a nosotras nos gusta de albúmina/azúcar es, como ya sabéis, 2,5 cucharadas de albúmina por cada 500 gr de azúcar.

Añadimos muy poquita agua inicialmente, y obtemos una glasa que nos permite hacer cordones, ruffles o flores (1,2,3). Si le añadimos más agua, podemos hacer los corazones del vestido (4), y con más agua todavía las rosas o los corazones azules (5,6).

Y ahora la pregunta del millón. ¿Puedo conseguir esta proporción con claras de huevo pasteurizadas? Me temo que no.

Una clara de huevo equivale a:

– dos cucharitas (10 ml) de albúmina

–  2 cucharadas (30) ml de agua

Pero hemos quedado que no importa el agua que lleve porque se evapora, que lo importante es la proporción de albúmina/azúcar… Si para 2,5 cucharadas (37,5ml) de albúmina necesitamos 500 gr de azúcar, para 10 ml (una clara) necesitamos 133 gramos de azúcar… Lo sé, es mucho menos de 200 gr de azúcar por clara. ¿Por qué añadirle entonces 200? Porque, como no controlamos el agua, la única forma de modificar la densidad es añadir azúcar.

¿Para hacer una buena glasa se necesita saber todo esto? Evidentemente no. Basta con seguir nuestra receta, que es sencillísima.

Por último, os dejamos este interesantísimo documento de la Agencia Estatal de Seguridad Alimentaria (AESAN)

Un beso,

Miriam G.

El desafío: galletas 3D cubiertas de glasa por delante y por detrás.

Niño. 6 años pero ya sabe lo que quiere. Un poco friki.

-«¿Qué tarta quieres por tu cumpleaños?»- pregunto

-«Una de superhéroes»- me contesta

-«¿Del Capitán América?» -le digo, por si cuela

-«No, de Los Vengadores»- me dice sin morder el anzuelo

-«¿Y no te gusta más una del Capitán América?»- le digo, intentando negociar.

-«No, de Los Vengadores 2» – se enroca. «Mira, son éstos» y me lleva al ordenador y me los enseña:

-«Mira, son el Capitán América, el Hombre Hormiga, La Avispa, Thor, Iron Man, Ojo de Halcón, Hulk y la Pantera Negra»

-«Vale, está bien», pongo cara de póker y suspiro pensando en cómo me las voy a arreglar para hacer una tarta con tanto muñeco, si lo mío son las galletas y con dificultad. «Ya está, le planto los muñequitos de plástico que tiene encima de la tarta y va que chuta». Pero no tenemos ni la Avispa, ni el Ojo de Halcón ni la Pantera Negra. «¡Impresión comestible! ¡Estoy salvada!»

Pues nada, a bucear horas y horas por Internet en busca de los muñecos. Después otras cuantas de horas delante del Photoshop editando las imágenes para que entraran en las galletas.
Lo siguiente era otro quebradero de cabeza: la impresión comestible es en dos dimensiones e iba a quedar un poco raro recortar los muñecos y pegarlos en la tarta. Fichas. Fichas de los superhéroes, galleta cubierta con glasa por delante y por detrás con la imagen del dichoso superhéroe puesta encima de una peana. Me sonríe la suerte porque coincide en que Sugarbelle’s acaba de hacer un tutorial de galletas 3D de unos gorros de bruja monísimos.

Horneo 12 galletas rectangulares con sus correspondientes 12 peanas, o sea, 12 galletas redondas cuyo diámetro era igual al lado más corto de los rectángulos.
Le planteo a Miriam el problema de que iba a necesitar 6 días para cubrir completamente con glasa todas las caras de las galletas (1 día por cada cara) y me ahorra 4 días dándome la idea de que las cubriera con glasa al estilo de los cupcakes 3D de Sugarbelle.
Las galletas son pequeñas. ¿Dónde las pongo para que chorree la glasa sobrante? Pues encima de los adaptadores de boquillas. Eso sí, manejándolas con mucha delicadeza porque pueden volcar fácilmente y ocasionar un desastre. Seguro que a alguien se le ocurre una forma mejor de ponerlas en alto, pero yo era lo que tenía más a mano. Aquí van los 4 primeros pasos. La glasa sobrante la quité con un palillo porque era lo menos agresivo para que encontré para que no se volcara todo el chiringuito

Dejamos secar todas las galletas y al día siguiente ataco la parte de atrás, que ya está chupado.


Después de secar la parte posterior (otro día más), colocamos las bases redondas de las galletas debajo de la rejilla que nos va a servir de soporte mientras se secan las galletas. Una vez colocadas las bases vamos echando en la parte inferior de cada galleta rectangular un cordón de glasa negra, el mismo color que va a tener la base. Apretamos la galleta vertical contra la horizontal y la deslizamos para que quede apoyada contra la rejilla y no se incline. Calzamos la galleta por detrás con un trocito de servilleta de papel y dejamos secar otro día más.

Al tercer día, le echo el piping y el flooding y a secar otro día más. Ya «sólo» queda pegar las imágenes con el sirope de maíz por delante y por detrás. Apoyo las galletas encima de unas hojas de papel de horno dobladas para que no sufra la pasta de azúcar ya pegada, ya sabéis que se rompe con sólo mirarla.

Y el resultado final, que casi me cuesta la salud:

Me hubiera gustado haber repetido todos los pasos de nuevo y haber hecho mejores galletas y mejores fotos pero el día sólo tiene 24 horas y el cumpleaños no podía cambiarse de fecha, jajaja. La próxima vez tendré en cuenta lo siguiente:

-Sólo hay que echar glasa en 3 de los lados de las galletas, para la parte inferior no es necesaria ya que no se ve porque va pegada a la peana. Tuve que raspar ese lado para que se acoplara bien a la galleta redonda
-El piping de la peana es mejor echarlo antes de pegar la galleta vertical ( como bien dice Sugarbelle)
-Para el calzo a la galleta vertical mientras se seca encima de la peana es más conveniente usar una servilleta suave de papel en vez de papel de horno porque araña un poco la capa de glasa seca.
-El año que viene compro la tarta en el Mercadona, jajaja

Aquí va un bonus extra de las brujas de MEUG (para que nos critiquéis, jajajajaja. Miriam dice que a ella no, que ella, como quedamos, se maquilló de bruja, e insiste en que yo me maquillé de pin-up, jajajaja)

Un beso,

Estíbaliz

Glasa real. Receta mejorada.

La experiencia es la madre de la ciencia. Lo decimos porque durante el tiempo que llevamos usando la albúmina como ingrediente base de la glasa de nuestras galletas, nuestro Departamento de calidad (ya sabéis a quién me refiero) la ha estado sometiendo a duras pruebas. Condujo una apisonadora por encima de una capa de glasa, la lanzó desde la torre de un campanario, hizo que un martillo neumático la golpeara 5000 veces, le echó ácido sulfúrico y la sometió a la prueba más dura de todas: la aplastó implacablemente con su dedo índice. Cuando la glasa superó la prueba más temida de todas (la del dedito) dio por terminadas las pruebas y emitió su certificado de calidad.

Así que aquí tenéis las proporciones infalibles para hacer una glasa que al secarse no se convierte en polvo si se aprieta un poco y queda dura como una roca (hombre, dentro de un límite, claro, espero que no os hayáis creido lo de la apisonadora, jajajaja) . Allá van:

–   2 cucharadas (tablespoons) y media de albúmina.

–   70 gr de agua, o sea, 70 ml. de agua. En estos 70 ml de líquido irá el chorrito de aroma que más nos guste

–   500 gr de azúcar glas, no vale cualquiera, tiene que ser de tipo icing sugar.

Ya podemos comenzar con la elaboración

Paso 1. Mezclar los ingredientes secos. Para ello mezclamos (a mano o con el robot de cocina) el azúcar con las 2 cucharadas y media de albúmina.

Si usamos un robot de cocina lo ponemos a velocidad media durante un minuto

Paso 2. Incorporamos el agua a los ingredientes secos

Paso 3.  Mezclamos durante 3 minutos a la velocidad más lenta que nos permita nuestro robot de cocina, paramos para bajar el azúcar que se haya podido quedar atrás y mezclamos durante otros 3 minutos más

Esta glasa está lista para usar por ejemplo, para hacer el borde de la impresión comestible sin que se deforme una micra. Si la queréis para otras decoraciones, le vais añadiendo agua poco a poco y, cuando seque, quedará una glasa de una calidad inmejorable.

Un beso,

EstíbalizLa experiencia es la madre de la ciencia. Lo decimos porque durante el tiempo que llevamos usando la albúmina como ingrediente base de la glasa de nuestras galletas, nuestro Departamento de calidad (ya sabéis a quién me refiero) la ha estado sometiendo a duras pruebas. Condujo una apisonadora por encima de una capa de glasa, la lanzó desde la torre de un campanario, hizo que un martillo neumático la golpeara 5000 veces, le echó ácido sulfúrico y la sometió a la prueba más dura de todas: la aplastó implacablemente con su dedo índice. Cuando la glasa superó la prueba más temida de todas (la del dedito) dio por terminadas las pruebas y emitió su certificado de calidad.

Así que aquí tenéis las proporciones infalibles para hacer una glasa que al secarse no se convierte en polvo si se aprieta un poco y queda dura como una roca (hombre, dentro de un límite, claro, espero que no os hayáis creido lo de la apisonadora, jajajaja) . Allá van:

–   2 cucharadas (tablespoons) y media de albúmina. Quienes no tengan cucharas medidoras pueden poner 15 gr. de albúmina (Sí, Miriam G., lo he pesado con la báscula digital, para que no sufras)

–   80 gr de agua, o sea, 80 ml. de agua

–   500 gr de azúcar glas

–   ¼ Cucharadita (teaspoon) de cremor tártaro

–   Un chorrito del aroma que queramos

Elaboración:

Quien no tenga prisa puede hidratar la albúmina con el agua la noche anterior, o bien puede mezclarla en la Thermomix junto con el cremor tártaro y el aroma a velocidad máxima durante 3 minutos.

Bajamos lo que se haya quedado pegado en las paredes y añadimos el azúcar glas. Mezclamos en velocidad cuchara durante dos minutos.

Ponemos la mariposa y batimos a velocidad cuchara, durante 6 minutos.

Esta glasa está lista para usar por ejemplo, para hacer el borde de la impresión comestible sin que se deforme una micra. Si la queréis para otras decoraciones, le vais añadiendo agua poco a poco y, cuando seque, quedará una glasa de una calidad inmejorable.

Un beso,

Miriam y Estíbaliz